Como buen adicto a la expresión escrita, me suelo fijar y pongo la lupa, en el cómo se emplean las palabras en determinados contextos, cómo se usa la terminología y lo que subyace, o mejor dicho, lo que interpreto de ese uso.
Llevo unos días dándole vueltas a un binomio de palabras muy usado en el ámbito psiquiátrico y psicológico: “ayuda profesional”.
Voy a dejar al margen mi aversión por los terapeutas de la mente, ya que entiendo que es un prejuicio, pero sí me voy a centrar en estas dos palabras citadas y las conclusiones que saco de su empleo.
Cogiéndome al socorrido y certero diccionario del Español, tenemos por una parte:
PROFESIONAL
(Adjetivo) De la profesión u oficio o relacionado con ellos.
(Nombre común). Persona que ejerce una profesión.
Se entiende, pues, que un profesional realiza una labor, o mejor dicho, un trabajo cualificado, que debe recibir remuneración. Nadie que estudie una carrera, o aprenda un oficio, lo hace por amor al arte, lo hace con mayor o menor ambición y espera vivir de ello.
Después, por otra parte, tenemos lo siguiente:
AYUDA
(Nombre femenino)
- Acción que una persona hace de manera DESINTERESADA para otra por aliviarle el trabajo, para que consiga un determinado fin, para paliar o evitar una situación de aprieto o riesgo que le pueda afectar, etc.
- Persona o cosa que ayuda o sirve para ayudar.
He hecho matiz en mayúsculas en la palabra “desinteresada”; y por ella, considero que profesional y ayuda, no son palabras que casen bien. La ayuda, deja de ser tal cuando hay obtención de peculio por parte del profesional. A mí entender, el único fin de usar la palabra ayuda, en el ámbito profesional es humanizar la actividad, quitarle esa imagen interesada y económica, y darle un carácter más empático. Sería más correcto, creo, hablar de terapia profesional, diagnosis, tratamiento, actividad, acción, servicio, obra o ya puestos, trabajo. Claro, estos términos son menos humanitarios; quedan fríos, demasiado mecánicos y “profesionales”. Venden menos en definitiva; es más «chachi» pensar que el terapeuta, es un tipo majo, que te ayuda y esta ahí como tabla de salvación, como un amigo, vamos (que cobra y no barato, eso sí).
Soy o intento ser, amigo de hablar en propiedad, y decir esto es esto, y no lo otro, por eso el tándem: ayuda y profesional, no me cuadran. Ayudar, te ayuda un amigo, un familiar, o alguien que pasa, se apiada y desinteresado, te echa un cable. Hay profesionales, porque siempre hay excepciones, que dejan a un lado la ganancia y hacen servicio humanitario, fuera de su ambito profesional, ese voluntariado sí es ayuda, ya que nace del altruismo. Un profesional que está trabajando bajo salario, no ayuda, presta un servicio, que tendrá una duración y será efectivo o no, dependiendo de su buen hacer, su experiencia y como responde el agente al que se atiende. Hablando ya mal, también dependerá de la ética del profesional, su ánimo de lucro y las ganas de trabajar que tenga; por supuesto dicha labor o préstamo, se alargará en el tiempo, o se acortará, según la enfermedad a tratar, su gravedad y su complejidad.
Mi repertorio no tiene la intención de denostar a los profesionales, pero sí de indicarles que se expresen o promocionen de forma sincera.
Señor o señora profesionales, si me van a cobrar cincuenta pavos la hora por cada sesión de monólogo propio, o recetarme drogas legales, no me lo envuelvan en ayuda; ayudar, me ayuda más un amigo, y ustedes no lo son.
Comentarios:
Escribes de maravilla, pero el contenido para mí está bastante equivocado. Existieron, existen y existirán siempre profesiones que tengan la ayuda en su centro y profesionales que, por supuesto por dinero, ayuden y de verdad disfruten de dar esa ayuda. Y sí, la ayuda de un amigo o de un familiar puede ser mejor, pero también puede no serlo. A Pepe, en un determinado momento, puede ayudarle más su amigo, y a Juan su terapeuta. Yo, aparte de paciente agradecida infinitamente a esa ayuda profesional de un psicólogo, soy educadora social. Por tanto, también trabajo ayudando a personas. No concibo mi profesión separada de la palabra ayuda, pero tengo siempre presente que es una palabra compleja que se adapta a muchos contextos. Puedes elegir ayudar a la gente desde tu profesión. Las expresiones como las palabras las moldean las personas, con el paso del tiempo, si arraigan las recogen unos o unas profesionales elegidos un poco a dedo y las incluyen en el sagrado diccionario de la lengua.
- Tu opinión la respeto y la entiendo, y por lo poco que sé de ti, sé que lo que haces lo vives, lo padeces y lo disfrutas. Es solo que tú y yo somos como el blanco y el negro (a mí me toca el negro, como no).No estoy tirando por tierra a ningún profesional, mi enfoque, mi vicio y mi pasión, son las palabras y como se usan, o mejor aún, como se entienden. En el mundillo de la salud mental, como en cualquier otro mundillo, hay bueno, malo, mediocre y excepcional. Reconociendo que es una actividad que en algunos casos es lucrativa, debe hacer uso de esloganes y frases hechas para promocionarse, por eso el uso de las palabras es importante. No suena igual decir: servicio psicológico, que ayuda psicológica… para mí que llega más lo segundo. Hoy día hasta a los guisantes se les aplica laca para que brillen y poder venderse. Vivimos en una sociedad publicitaria, y todo debe verse del color más rosa y más humano posible, aunque luego no sea así. No te quedes solo con lo negativo de mi enfoque, porque solo hablo de transparencia. Por otra parte, hasta donde sé, el código deontológico de los profesionales les prohibe implicarse con el paciente, es entendible ya no solo por el enfermo, sino por el propio terapeuta, aun así hay tratos y tratos a la hora de atender, hay quienes mejor estarían vendiendo pescado y quienes merecerían la santidad. El mundo de la salud mental es una tómbola, y como tal, toca lo que toca a quien le toca. Sobre la familia o los amigos, estoy de acuerdo, hay amigos que no saben ayudar y familiares que tampoco, doy fe. También hay enfermos que no se dejan ayudar. Pero un factor muy extendido y que tiene mucha incidencia hoy día en las depresiones es el aislamiento y la soledad, en casos así, la amistad es muy sanadora. Un terapeuta no se va a tomar una cerveza con un paciente, ni va a su casa a cenar, tampoco debe enamorarse, ya que siendo así debe dejar de tratar a esa persona. En fin, saludos paisana… un placer replicarte.
- Ahora sí nos vamos entendiendo. Muy cierto lo de que deben venderse con las palabras, por desgracia es lo que toca en este mundo. Yo también me acuerdo de ti. Un gusto debatir.
Estoy de acuerdo. Solo te ayudan por dinero, por lo que no es ayuda, si no un servicio que te dan a cambio de una contraprestacion económica
Fuente original área socios solo para socios.
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