
Para quienes la padecen, las tareas del día a día como ir a un comercio se vuelven imposibles, ya que implican tener contacto con otras personas. Teresa sufre fobia social desde adolescente y cuenta cómo ha conseguido convivir con ella, después de épocas buenas y malas.
El confinamiento fue un duro golpe para la salud mental de muchas personas. En el caso de Teresa, tuvo la suerte de que en ese momento se encontraba fuerte y con mejor control de su ansiedad. «Mi experiencia no fue tan horrible porque estaba acompañada de mi familia y no tuve ninguna situación muy problemática, tenía adonde agarrarme por la terapia con la psicóloga, la medicación… Si me llega a pillar en otro momento, hace años, habría sido horrible», recuerda.